Este fin de semana contamos con la presencia de Antoine Chatry en nuestros tatamis. Antoine es actualmente alumno de Léo Tamaki y Kuroda Sensei, pero sobretodo es un investigador en las artes marciales y el resultado de su búsqueda es verdaderamente envidiable: un trabajo preciso y afilado, como si estuviera en todo el momento protegido por un sable.
Siempre protegido por el sable
Cuando le conocí lo que más me gustó de él fue su destreza en el trabajo de armas y la facilidad con la que se desplazaba libremente sin estar anclado al suelo. Dos años más tarde la evolución de su trabajo es admirable, y su inteligencia a la hora de enseñar nos regaló dos días de detalles que intentaré acoplar inmediatamente a mi trabajo.
Un trabajo fino, lleno de matices
Nuevamente hicimos el seminario en el Yokokan, en Almussafes, un clásico de nuestros encuentros. Es un sitio cuidado, con mucha dedicación por parte de Óscar, su dueño. Este espacio inspira verdaderamente a practicar artes marciales: en un ambiente muy relajado y agradable, con mucha luz natural.
Desplazamiento libre, suave y rapido
La clase empezó con ejercicios fundamentales, que buscan usar el cuerpo de forma relajada y conectada (ver: la transformación marcial, por Léo Tamaki) y que cambian la manera de sentir todos los movimientos, incluso los que consideramos más comunes como los ukemi. El desarrollo de diferentes técnicas sobre ataques como katadori y shomenuchi, siguieron la pauta de orientar toda la acción del cuerpo sobre el eje uke, tomando su centro, lugar y equilíbrio por medio de la sensación de efectuar el corte con un sable.
Los mismos princípios del sable aplicados
el trabajo de manos libres
Pero lo que parece sencillo no lo es. Un corte de sable no es simplemente levantar y bajar el brazo, requiere un profundo trabajo de relajación, extensión del cuerpo y conexión con el uke... cosa que aún tengo que trabajar bastante, pero que Antoine lo hace con una gran naturalidad. Una vez más confirmé que cuando se da una conexión entre Tori y Uke, se desarrolla una verdadera sensación de peligro, como también afirmó uno de mis compañeros, David (le dedicaré a este tema mi próximo post).
Un trabajo suave, eficaz y directo al grano.
Grandes progresos en la forma y en el contenido
Nuestro grupo crece poco a poco y mientras tanto, la forma de abordar el Aikido en el seno del Kishinkai va interesando paulatinamente a un mayor número de personas. Aumenta la asistencia a los seminarios y acuden algunos curiosos a mirar desde fuera. Esperamos que Antoine haya disfrutado del seminario tanto como nosotros. Ninguna palabra ha estado carente de contenido y ninguna explicación trivial. Como un tirador de élite, Antoine apunta y dispara para acertar... han sido dos dias de lo más exigente a nivel técnico, pero las cervecitas entraron suaves como la seda.
Gracias de corazón Antoine: Au revoir!
Los supervivientes del domingo
:)
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