Este fin de semana aprovechamos el puente para irnos a la montaña. Así que hasta el domingo por la tarde no tendremos ordenador, internet o trabajo.
Crecí en un medio mas o menos rural y no hay nada que me tranquilice más que el momento en el que la carretera abandona el hormiguero de la ciudad, cuándo los árboles sustituyen todo lo que el hombre construye. Y entonces llega ese punto, donde la carretera pierde las señales, las indicaciones y la montaña te oscurece el sol, punzante por detrás de la tela de hojas de los caminos.
Cada vez es como volver a nacer. Puede ser que añore la infancia o simplemente que perder la seguridad de la ciudad te hace sentir el miedo. Y en superar cualquier tipo de miedo es asegurar un paso hacia la libertad.
Ilustraciones: mandarinux
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