16.10.12

La vejez: las dos caras de la moneda

La vejez es una tema complicado en nuestra sociedad. Se puede encarar de muchas formas. La visión normal, la que nos gustaría que fuera, la versión Holywoodesca: la abuela afable que hace tartas y dedica todo el tiempo que tiene (y parece que no se agotará nunca) a quererte y el abuelo gruñón pero lleno de sabiduría.

Creo que la realidad es más... real. Primero, si tienes la suerte de conocer a tus abuelos lo suficiente como para comprenderlos y quererlos por lo que son y han vivido (mucho más que nosotros), entonces has sido afortunado.

He vivido dos fases de la vejez de mis abuelos. La fase lúcida y sábia y, actualmente, la fase de degradación y paulatino abandono, el ocaso.

Tengo suerte porque he conocido a mi abuelo cuándo tenía su taller de mecánica y trabajaba más que cualquier joven. Más de lo que yo alguna vez trabajaré. Era lúcido, tenía buena memória y su físico era fuerte y envidiable para su edad. Esta última característica la conserva aún hoy aúnque ahora el frío le gana por las noches.

Era un poco como el personaje Alvin Straight de "The Straight Story" de David Lynch. Mi abuelo también seria capaz de cruzar un país entero en un corta-césped con ruedas. Si, he tenido la suerte de vivir largos años de la fase lúcida y sabia de mi abuelo.

Alvin Straight en su tractor corta-céspedes


Pero la vida de mi abuelo se convirtió en una foto cuyos píxeles desaparecen poco a poco hasta que el fondo se confunde con los personajes. Su cuerpo es aún algo fuerte para la edad que tiene, pero a veces no recuerda mi nombre y me confunde con mi hermano. Saluda a todos en la calle, por si les conoce y no se acuerda. Ese hombre fuerte y tenaz que me hacia tira-chinas con las ramas de los arboles y un cuchillo ya no es autónomo... Es el ocaso de la vida, la segunda fase de la vejez. La que en nuestra sociedad escondemos porque no la queremos vivir.

Hace unos días vi una película de animación española llamada "Arrugas", de Paco Roca... parecía un relato de la enfermedad de mi abuelo. Me tocó profundamente.

 Arrugas


Por suerte, mi abuela tiene fuerzas para cuidarlo  pero no quieren salir de su casa, por supuesto. ¿Querremos salir nosotros del sitio que construimos durante una vida entera?

Así que apenas les puedo visitar una o dos veces al año. ¿Por cuanto tiempo más lo podré hacer? 
En el Budo hay que aceptar y entender el ataque del Uke, moverse, reaccionar y adaptarse. Hay que aceptar este duro golpe de la vejez para que ellos puedan continuar... y nosotros también, adaptándonos.



1 comentario:

Anónimo dijo...

OBRIGADA PELAS TUAS PALAVRAS É PENA QUE O AVÒ JÁ NÃO AS POSSA ENTENDER.IRIA FICAR MTO ORGULHOSO .
HA POUCO FALEI COM A MANA QUE HOJE FOI A UM FUNERAL E ESTAVA MTO CONTENTE POR TER ENCONTRADO MTOS VELHOS SEUS CONHECIDOS AINDA VIVOS
É FANTASTICA.O AVÔ VEIO AO TELEFONE MAS FICOU CONFUSO E AINDA ASSIM AGRADECEU A MINHAS PALAVRAS. OBRIGADA A TI TB