1.1.13

Aikido en Valencia: Artola Gym

Han pasado cuatro meses desde que empezó la odisea en el Artola Gym: dar clases de Aikido.

Me confió esta responsabilidad Léo Tamaki, mi actual profesor y amigo. Es una experiencia llena de matices que me apasiona cada día que piso el Tatami. Tener en mis manos la responsabilidad de transmitir una disciplina que apenas empiezo a entender es muy exigente mentalmente. Mientras que en años anteriores la práctica se basaba en sentarse, observar e intentar repetir los movimientos que se me mostraban, ahora encuentro los ojos de mis compañeros aterrizando sobre mi, analizando lo que con el cuerpo y palabras intento transmitir.
 
 Kishinkai en España con Léo Tamaki hace ya un año 
(foto Shizuka Tamaki)


No puedo descuidarme, no puedo faltar a ningún día de clase: estoy casi siempre antes y soy el último en salir. No tengo compromisos más importantes que este en los tres dias de clase que me corresponden. Para mí es una oportunidad única para hacer lo que más me apasiona: 

¡ Entrenar !

Entrenando con Álvaro, Javi y David en un curso de Léo Tamaki en Valencia
(foto Shizuka Tamaki)

 
Busco transmitir lo que aprendí de los intructores que me formaron hasta hoy: César de la Cal, Álvaro Villaescusa, Tamura y Benedetti Sensei, entre otros. Pero son los días que pasé en casa de Léo Tamaki Sensei y en el Kishinkan que me acompañan constantemente. Admiro profundamente el espiritu de su Dojo. La gentileza y ferocidad de sus alumnos. Conseguir acercarme de alguna forma a eso no es fácil. Pero ningún proyecto que valga verdaderamente la pena se consigue sin esfuerzo.

Más que nunca siento que no estoy solo en esta aventura... tengo unos compañeros extraordinários que se han convertido en buenos amigos. Lo que más me llena es entrenar y ver que dia tras dia sus movimientos son mejores y sus técnicas dificiles de evadir y con menos fallos. Entrenar con estas personas es un privilegio. Entienden mis defectos y mis virtudes. Son generosos y me ayudan a mejorar. Preparar una clase y ver que les ha sorprendido y les ha gustado es una de mis mayores alegrias.


 La cena de despedida con mis amigos del Dojo


 Esas maravillosas cervecitas el final de las clases. 


Cuándo miro hacia trás y pienso en todo lo que nos ocurre, las aventuras y desventuras que vivimos. cuándo pensamos que nada puede salir bien, intento recordar esta frase:


"A veces cuando las cosas se desmoronan alrededor, simplemente están cayendo en su sítio."

¡Gracias por esta oportunidad!

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